Sobre la hazaña del sábado

"Hoy me creo capaz de todo. Hoy le gano a cualquiera". Hace una semana nomás. Fueron palabras infladas por un orgullo desmedido, hijas de una alegría pasajera, que no aspiraban más que a darle un supuesto matiz épico a una victoria sufrida. Nada más que palabras. Se las pudo haber llevado el viento, pero no, se quedaron, e hicieron flor de quilombo, parece...

Dicen que los grandes diarios tienen ya escrito aquello que van a publicar cuando muera Fidel, o Santa Maradona, o Juan Pérez. Cuervos previsores. Todo está calculado. Arranca un mundial, no le ganamos aún a Bangladesh y ya están escribiendo las emociones de Argentina campeón del mundo. Y ni siquiera lo tiran cuando nos elimina el combinado de jugadores amateurs de Nairobi. No no, lo guardan para el próximo mundial. Sucios cuervos especuladores.

Todo lo contrario, este blog no tenía nada preparado. La victoria cayó del cielo sin avisar, o mejor, la bajamos nosotros, a fuerza de fútbol y coraje.

Cosa Nostra bajó al puntero, le hizo un partidazo a un gran equipo, le quitó el invicto y se llevó toda la gloria a Don Torcuato y aledaños. No estaba en los planes de nadie, o de pocos; era jugar ordenados, armarse bien atrás, marcar, pelear todas, perder por poco, sacar un milagroso empate. Dios bendiga al fútbol y castigue a todos los demás deportes, que nos hacen ver partidos que ya sabemos como van a terminar.

Muchachos, entiendan, no estaba en los planes de nadie, así que no pidan mucho.

Fuimos superiores, aún en la desventaja parcial, y fuimos los únicos que entendimos como se ganaba un partido que mantuvo atrapados a propios y extraños hasta el final. La seguridad de Lea y Pablo contagiaron al resto; ese talento natural de saber dónde va a ir la pelota, uno, y dónde va a ponerla, el otro. La sociedad Lucas al cuadrado revivió cuando más la necesitábamos regalándonos 5 golcitos bien de futsal -1 más de los que había anunciado Don Corleone- que nos secaron la garganta la noche del sábado y empujaron al joven maravilla un escalón más en su carrera por ser el pichichi de la categoría. Muy bien por todos; bien Mati y Chino atrás, recios, seguros; bien Martín y Nico, que arrancaron afuera y cumplieron en verdad; bien por Ema, que se entendió con todos. Bien por Cosa Nostra, con fútbol, con convicción, con ganas, con sacrificio, con mucho huevo.

No estaba en los planes de nadie salvo en los nuestros, aunque quizá recién así nos lo creímos cuando empezó a rodar el balón, y sólo lo confirmamos cuando Carlitos Primavera marcó el centro, y pitó final. Abrazos, por supuesto; alegría, para repartir; orgullo, por encima de las nubes de Martínez; adultos convertidos en niños chiquitos y felices como en Navidad, todos.

El equipo parece habernos acostumbrado a la victoria -perdimos 1 de los últimos 7 partidos- ya que esta crónica salió menos efusiva de lo esperado. Bienvenida la frialdad "periodística" si trae más victorias como ésta bajo el brazo.

En el vestuario, tres mafiosi y uno del Ciclón, charlas, comentarios, camaradería. "Hay mucha diferencia entre los de abajo y los de arriba, ojo que Predator juega bien", dice.

Nosotros también.

Saluti.

D.V.